miércoles, 10 de diciembre de 2008

ITALO CALVINO

Amores Difíciles (fragmento)

Todos los movimientos le salían con facilidad,
como si se adaptaran perfectamente a su persona,
sin excederse ni un centímetro,
sin sombra de turbacióno de esfuerzo o de amor propio
empeñado en hacer algo a toda costa,
sino haciéndolo así,
naturalmente;
e incluso adoptando,
según el estado de la pista,
ciertos gestos un poco inseguros,
como de quien camina de puntillas,
que era una manera muy suya
de superar las dificultades sin demostrar
si las tomaba o no en serio.

fragmento de “El barón rampante”
Estaba allí, en el prado, más bella que nunca, y la frialdad que endurecía apenas sus rasgos y el altivo porte de su figura habría bastado con muy pocos para disolverlos y volverla a tener entre los brazos... Podía decir algo, Cosimo, cualquier cosa para ir hacia ella, podía decirle: "Dime lo que quieres que haga, estoy dispuesto...", y habría sido de nuevo la felicidad para él, la felicidad juntos, sin sombras. Pero dijo: - No puede haber amor si uno no es uno mismo con todas sus fuerzas. Viola tuvo un gesto de contrariedad que era también un gesto de cansancio. Y sin embargo aún habría podido comprenderlo, como en realidad lo comprendía, más aún, tenía en la punta de la lengua las palabras para decirle: "Tú eres como yo te quiero..." y subir de inmediato con él... Se mordió un labio. Dijo: - Pues entonces sé tú mismo solo. "Pero entonces ser yo mismo ya no tiene sentido", eso es lo que quería decir Cosimo. Y en cambio dijo: - Si prefieres a esos dos gusanos... - ¡No te permito despreciar a mis amigos! – gritó ella, y no obstante pensaba: "A mí me importas sólo tú, y sólo por ti hago lo que hago": - Sólo yo puedo ser despreciado... - ¡Tu modo de pensar! - Soy una sola cosa con él. - Entonces adiós. Parto esta misma noche. No me volverás a ver. (El Barón Rampante –