miércoles, 11 de febrero de 2009
OYOLA LEONARDO
Llovió con sol y lloré mucho. Llovió con sol ese día en que el corazón se me volvió a partir. (…) El corazón es un vidrio. Es algo que se rompe y no se puede volver a arreglar. Es algo que jamás va a volver a ser lo mismo. Ña Chiquita me decía que no lo comparara al corazón con un vidrio. Que algo tan vivo no podía medirse con algo tan frío. Que yo tenía razón en lo que decía. Pero que tener corazón era otra cosa. En lo que me tocó vivir, en lo que soy. Creo que esto fue en lo único que se equivocó Ña Chiquita. Porque el corazón es un vidrio y una vez roto es un filo que lastima a troche y moche. Al dueño del filo de un corazón roto y a todo aquel que se acerque para intentar dar una mano. El filo de un corazón roto termina haciendo sangrar también a quienes amamos. A los que nos aman.