Si no hubiera habido médicos
jamás habría habido enfermos,
ni esqueletos de muertos
enfermos para desollar y hacer carnicerías,
porque la sociedad no empezó con los enfermos sino con los médicos.
Los que viven, viven de los muertos.
También hace falta que viva la muerte;
y nada como un manicomio para incubar la muerte sin estridencias
y conservar a los muertos en incubadoras.