lunes, 25 de enero de 2010

GALEANO

“Estoy leyendo una novela de Louise Erdrich.
A cierta altura, un bisabuelo encuentra a su bisnieto.
El bisabuelo está completamente chocho y sonríe con la misma beatífica sonrisa de su bisnieto recién nacido.
El bisabuelo es feliz porque ha perdido la memoria que tenía.
El bisnieto es feliz porque no tiene, todavía,
ninguna menoría.
He aquí, pienso, la felicidad perfecta.
Yo no la quiero”
El libro de los abrazos