
El desesperanzado
Se le rompió la soga cuando se estaba ahorcando
y cayó de culo al suelo. Se levantó, miró la viga
el nudo que hizo tan despacio y pensando
el canario en la jaula, el malvón que había olvidado
de regar y salió a la calle con la mortaja puesta
y un ardor en el cuello.
Hay más tiempo que vida
los pájaros lo saben cuando extienden
las alas y planean
también lo sabe le viento
al sostener el equilibrio de los álamos.
Tiempovida
agua entre ramas
piedras de licuosos musgos
remansos apaciguando sombras
y un frescor transparente.
“…hacer la señal del diablo, para que se arrodille la cruz”. Mundo de magia, de misterios. Esa fue su esencia.