miércoles, 1 de abril de 2009

E.E. Cummings

cuando hayas recibido tu último aplauso, y
el telón final haga desaparecer el mundo,
sumiendo en el desaliento y en un sombrío silencio
ese escenario que no volverá a conocer tu sonrisa,
y te quedes un momento mientras yo te miro
reflexiona en el triste papel que te permitirán representar;
ya veo los grandes labios encendidos, el rostro gris
y los melancólicos y silenciosos ojos de Magdalena.
Las luces han reído por última vez; afuera, la oscura
calle aguarda a aquélla cuyos pies han pisoteado
las necias almas de los hombres hasta convertirlas en polvo dorado:
se detiene en el umbral de la derrota,
su corazón se quiebra en una sonrisa -es el Deseo...

el mío también, pequeño poema pintado por dios

E.E. Cummings