Apoyando los codos sobre el alfeizar e incorporándome, saqué afuera la cabeza para bañarme de aire. Era ciertamente un claro día, la anunciación del otoño, la estación fina y sutil que muda y transforma los colores.
-Espere usted, hombre, espere. ¡Aquí se deja usted dos pequeñas miserias, nada, que con ser tan poco es lo único que en el mundo posee!
Y sus palabras infligían tan duramente mi situación, sonaban tan tristes en la agonía de la tarde, que comencé a llorar…
El viento soplaba cada vez más fuerte, arrastrando las nubes que celaban la luz; con la noche, el frío se hacía más agudo. Anduve llorando por toda aquella calle; sentía una tal compasión de mí mismo, que las palabras con que intentaba consolarme arrancaban de mí nuevos sollozos…
… Desde hace veinte primaveras, día por día y hora por hora, estuve esperando este momento; la noche estrellada sabe de mis súplicas y de mis impaciencias; he acompañado vuestras tristezas con mis dolores y nada me fue más grato que poner en vuestros ensueños el tibio aroma de mis esperanzas…
Me encontraba ahora en el momento lírico del hambre; exento de dolor sentíame ingrávido y ligero como una pluma. Y de esta pura ingravidez eran mis pensamientos. Atado a la sorpresa de mi expresión me di en buscarle significado.
Al llegar a la calle me dio la idea de que lo que debía pedir era un panecillo en vez de una bujía. Estaba indeciso; me paré un momento reflexionando. ¡No, de ninguna manera! – concluí al fin -. Desgraciadamente, no me encontraba yo en estado de soportar ninguna comida; en el momento en que volviese a ingerir algo sería presa de las mismas alucinaciones, de las mismas quimeras y propensiones absurdas; mi artículo tampoco se acabaría, y era preciso ofrecérselo al director antes que tuviese tiempo de olvidarme. ¡De ninguna manera! Resueltamente me decidí por la bujía y penetré en la tienda.
¿Por qué no me habría delatado? Entonces habría alcanzado mi vida un fin. Y mis manos no habrían opuesto resistencia a las esposas; al contrario, se habrían ofrecido. ¡Dios del cielo, el resto de mi vida por un segundo de felicidad, por un momento de reconciliación con la vida! ¡Por una vez al menos!...
HAMBRE.fragmento