Llega a su fin este panorama veraniego de relatos. He intentado demostrar que el verano ha sido motor de un gran número de narraciones de calidad que nada tienen que ver con los relatos insufribles con que cada agosto nos castigan ciertos periódicos, relatos de ocasión y sin sangre en las venas. Espero que hayáis disfrutado con esta incitación a la lectura. Vendrán otros veranos, pero éste se acaba. Y lo que Dios inició, sólo Dios mismo puede acabarlo. Por tanto, que sea de nuevo Cheever el que ponga el punto y final a esta selección de historias, con uno de sus relatos más gloriosos y el que yo, personalmente, más veces he leído de entre los suyos.
Mañana, a modo de despedida, dos sorpresas. Una entrada por la mañana y otra por la tarde.
RELATOS 1