"En general – escribió Kafka en 1904 a su amigo Oskar Pollak -, creo que sólo debemos leer libros que nos muerdan y nos arañen.
Si el libro que estamos leyendo no nos obliga a despertarnos como un mazazo en el cráneo, ¿para qué molestarnos en leerlo?
¿Para que nos haga felices, como dices tú?
Cielo santo, ¡seríamos igualmente felices si no tuviéramos ningún libro!
Los libros que nos hacen felices podríamos escribirlos nosotros mismos si no nos quedara otro remedio. Lo que necesitamos son libros que nos golpeen como una desgracia dolorosa, como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos, libros que nos hagan sentirnos desterrados a las junglas más remotas, lejos de toda presencia humana, algo semejante al suicidio.
Un libro debe ser el hacha que quiebre el mar helado dentro de nosotros.
Eso es lo que creo
”Una historia de la lectura. Alberto Manguel