lunes, 13 de abril de 2009

Alexander Solzhenitsyn

Pabellón de cancerosos


Vega no había cambiado, pero estaba aniquilada. Y además había perdido a su madre..., y vivían solas las dos. Su madre había muerto aniquilada también: a su hijo, el hermano mayor de Vera, ingeniero, lo habían arrestado en el 40. Había escrito durante algunos años más. Durante algunos años, le mandaron encomiendas a algún lugar de Buriato - Mongolia. Pero un día, la madre de Vera recibió del correo un aviso redactado en términos vagos y la encomienda volvió con varios timbres y tachaduras. La trajo de vuelta a casa como un pequeño féretro. Recién nacido, su hijo habría cabido en esa caja.

Pasaron los años, largos años de vida común y corriente de tiempos de paz, y Vega vivía como protegida por una perpetua máscara antigás, con la cabeza siempre ceñida por ese caucho hostil que simplemente la había afeado, debilitado ... , y un buen día se sacó de un tirón la máscara antigás.

En otras palabras, empezó a vivir en forma más humana; y se permitió ser afable, vistió con esmero, no evitó los contactos con el prójimo.

Hay una gran voluptuosidad en ser fiel. Acaso la mayor voluptuosidad. Aun cuando de esa fidelidad los demás no sepan nada. Aun cuando ignoren su precio.

Por grandes que fuesen los ojos redondos de la máscara antigás, se veía por ellos poco y mal. Ahora, sin esos vidrios, Vega había podido ver mejor.

Pero no vio mejor. Falta de experiencia, se estrelló, tropezó.

Esa intimidad breve y humillante, lejos de facilitar e iluminar su vida, la había mancillado, rebajado, roto su integridad, quebrantado su bella conducta.

Ahora no lograba olvidarla y no podía borrarla ya.

No, tomar la vida por el lado agradable no era su sino. Mientras más frágil nace un ser, más requiere decenas y hasta centenares de circunstancias concomitantes para conseguir acercarse a su prójimo. Una coincidencia más no hace otra cosa que acentuar levemente el acercamiento; en cambio, una sola divergencia puede echarlo todo por tierra de un solo golpe. Y esta divergencia surge siempre tan pronto, se presenta con tanta evidencia. Y ella no tenía a nadie que le enseñara a actuar, a vivir.