sábado, 30 de enero de 2010

CHEEVER

(...) Anduve por la calle Mount Vernon. Aquí se encuentran los rastros de una ciudad que en el pasado inmediato tuvo una sociedad bien administrada, con temporadas de ópera, bailes de gala y de caridad, tómbolas benéficas, cenas, pero ese núcleo está roto y desierto, y la fuerza de la ciudad ha huido a la periferia, una especie de criadero que se extiende a cuarenta y cinco kilómetros a la redonda menos por el este, donde se encuentra el mar. Una ciudad provinciana.

No tengo tiempo que perder, pero pierdo los días.
(Diarios)