viernes, 29 de enero de 2010

juan ramon jimenez

¡Crearme, recrearme, vaciarme, hasta
que el que se vaya muerto, de mí, un día,
a la tierra, no sea yo; burlar honradamente,
plenamente, con voluntad abierta,
el crimen, y dejarle este pelele negro
de mi cuerpo, por mí!
¡Y yo, esconderme
sonriendo, inmortal, en las orillas puras
del río eterno, árbol
-en un poniente inmarcesible-
de la divina y mágica imaginación!